-Oye Manolo, esta noche nos escaparemos del manicomio. Ve a ver los muros de la prisión, si están muy bajos, los saltaremos, y si son muy altos, cavaremos un túnel y la libertad será nuestra otra vez.
-Está bien, Venancio.
El gallego se va muy feliz a ver la barda. Después de un rato, llega muy triste, y dice:
-Venancio, no nos podremos escapar.
-¿Por qué?, ¿Acaso los muros son muy anchos o muy altos?
-No, es algo mucho peor. El problema es que no hay muros.
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Está un gallego mirando de cuclillas atentamente un lago, cuando un guardabosques lo ve y se le acerca para preguntarle que hace pasada la media noche mirando el agua; a lo que el contesta:
-Pues nos dieron la llave del manicomio para ir a la tienda, y cuando regresábamos, a mi amigo Vencancio se le cayó la llave al agua, y él saltó al agua detrás de ella.
-¿Y hace cuánto tiempo se metió al agua?
-Pues... Ya lleva como dos horas dentro, ¿Por qué?
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