Llega un ratón a una oficina postal, se acerca a un cartero y dice:
-¿Tiene queso?
-No, esto no es una cremería, es una oficina postal.
Al día siguiente llega otra vez el ratón, y dice:
-¿Tiene queso?
Y el cartero le responde:
-Ya te dije que aquí no tenemos queso, deja de preguntar.
Al día siguiente vuelve a llegar el ratón, se acerca al mismo cartero y le dice:
-¿Tiene queso?
-¡Por última vez, no tenemos queso! ¡Si vuelves a preguntar eso, te voy a clavar a la pared!
Al día siguiente llega el ratón muy decidido, y el cartero le dice muy enojado:
-¡¿Qué quieres ahora?!
-¿Tiene clavos?
-No, ¿Por qué?
-¿Tiene queso?
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